Por Julio García

 

Luz de mis ojos divina,
llegaste un dos en mi nombre
para hacer feliz a este hombre
y endulzarle la retina.
Mi alma crece y germina
cada día con tu ser,
cuando cada amanecer
me despiertas con un beso
y quedo por siempre preso
de tanto amor y placer.

Tu bastón yo quiero ser
en tu paso por la vida
y cerrarte cada herida
desde niña hasta mujer.
Siempre te he de proteger
hasta aliviar tu dolor,
mi gema, mi bella flor,
mi pedacito de cielo,
paloma de blanco vuelo
y la fuente de mi amor.