Por José A. Fulgueiras


Montaña en flor

Tus senos, tus tibios senos
son dos montañas inhiestas
donde yo arribo a las crestas
sorteando abismos ajenos.
Con tus pezones morenos
fundo mi apacible altar
que me consiente rezar
como un cándido beato;
después me despeño un rato
y luego vuelvo a trepar.

 

Marinero

Yo quiero entrar por tu espalda
bogando desde tus besos;

soy marinero y en esos
naufragios en tiempo salda
la deuda. Bajo la falda
y sigo mi itinerario
cruzo el canal temerario
sobre la blanca corriente
luego vuelvo y levo el puente
si lo estimo necesario.

 

Sombra

Busqué ávido la sombra
de un árbol de escasa altura
y el nácar de su cintura
se integró a la verde alfombra. 
No sé bien cómo se nombra
aquel paraje guajiro,
pero en mis noches deliro
y mi delirio va oyendo
a aquella tarde muriendo
entre suspiro y suspiro.

 

La uva

Si me enseñas una uva,
tocarla y besarla quiero
sin treparme en el uvero.
No me permitas que suba,
busco llegar donde incuba
tu néctar, que me recuerdes
en un salto. Nunca acuerdes
situar el viñedo alto
porque si fracaso el salto
me marcho y digo: “¡Están verdes!”

 

Amanecer

Me gusta ver el destello
rojo de este amanecer
y en tu bosque de mujer
ser guardián de tu cabello.    
Me gusta mirar lo bello
de tu arboleda bravía,
recorrer tu geografía
más allá del horizonte
y entre manantial y monte,
saciar la garganta mía.

 

Ulises

Amarrado en un madero,
oigo un canto de sirena
y al estar la mar serena
más lo escucho en mi velero.
Si entiendes mi derrotero
no sé por qué me maldices;
¿cuándo vendrán los felices
días que tejan mi vida?,
y si llego, enardecida
abrázame y grita: “¡Ulises!”

 

El sueño que compartimos

En la noche que partimos
al romper la madrugada
sus ojos eran la almohada
del sueño que compartimos.
Ni uno ni el otro supimos
por qué estábamos allí,
partimos juntos, así
estrujados por la brisa,
ella me dio su sonrisa,
yo no sé lo que le di.

 

Orquídea

Cuando te vistes de lila
se arraiga todo el color
en tu cuerpo. Y una flor
asoma por mi pupila.
Ante mis ojos desfila
una devoción campestre;
la jungla pierde lo agreste
mientras te adueñas del mundo
y, entonces, yo te confundo
con una orquídea silvestre.

 

El lirio

Estás tan lejos de mí,
tan cercana o tan distante
que te encuentro en un instante
y al instante te perdí.
Yo te busco allá o aquí
y luego desapareces,
y eres tan linda que a veces
en mis tardes de delirio
me pongo a mirar a un lirio
y a un lirio te me pareces.

 

Tu mirada

Si me prestas tu mirada
voy a atar el aguacero
hasta que apague al lucero
que se esconde en la alborada.
No voy a exigirle nada
a tanta belleza rubia;
mas como ya no diluvia
por mis astutos cerrojos,
si intentas cerrar los ojos
te vuelvo a soltar la lluvia.

 

Artimaña

En las noches una estrella
sale para complacerte
y si yo puedo tenerte
a mi lado, es por ella.
Cuando a lo lejos destella
su luz hacia mí te arrulla
y si alcanzarla te embulla
y crees poderla prender
mientras digo: “¡A ver, a ver!”,
uno mi cara a la tuya.

 

Pintor

Pintor que reta la altura
e intrépido al cielo sube
para moldear en la nube
la más compleja figura.
Rostros de hermosa blancura
calca de forma distinta,
tono moreno a la tinta,
mezcla de un modo atrevido;
mas, pintarla sin vestido,
eso sí que no lo pinta.

 

La lámpara

La lámpara la encendimos
cuando arrancó la pasión
y alumbraba en un rincón
hasta que nos despedimos.
En verdad nunca entendimos
esa cita incontenida,
y aunque el rumbo de mi vida
se apartó de tu figura,
un heraldo me asegura
que la luz sigue encendida.

 

Escultor

Hoy pienso moldear tu risa,
pero no encuentro el cemento,
le pido el polvillo al viento
y empiezo a fundir sin prisa.
Si alguien viene y me revisa
y prueba que en el dintel
labré tus senos de miel,
hechos de azúcar y grana,
le digo: “Venga mañana,
¡ah!, y me devuelve el cincel”.

 

Cielo y luna

Todo el cielo era mi techo
con la luna de ventana,
mientras coreaba una rana
un bolero a todo pecho.
Ella desprendió un helecho
con su estilo original,
sorteamos el lodazal
y entramos a la laguna:
tan solo el cielo y la luna
pueden contar el final.


Con este conjunto el autor obtuvo el Premio Colateral de Poesía Erótica, en el Concurso Nacional Ala Décima 2023. (N. del E.).