Por Isabel Patricia García Betancourt

En colosal urdimbre del destino
sepia y sutil llegó nuestro recuerdo.
Marcó tiempo el reloj, dolor que muerdo
cuando bebo café puro y con tino.

Seguir las huellas, verte sobre el lino
buscarte entre las rocas si te pierdo.
Soñar mañanas y fingir que duermo;
sorbo a sorbo probar un nuevo vino.

Bajo la sombra tenue de la vela
suspira gris el humo con premura,
testigo del anhelo es la ceniza.

Mis manos hoy se aferran a la esquela,
leerte proporciona la cordura,
cuando el regreso incierto se eterniza.

 

Con este soneto la autora obtuvo Primera Mención en el Concurso 8 de Marzo, convocado por la Casa de Cultura “Eloísa Álvarez Guedes”, de Habana del Este, La Habana. (N. del E.)