¡Gracias a la vida que me ha dado tanto!
- Detalles
Por Olga L. Martínez
Conocí a Freddy, en Los Arabos, Matanzas. Él coordina el Concurso Nacional de Literatura “Benigno Vázquez Rodríguez” Escritor y excelente anfitrión. Desde el 2015 participo en el evento, y hasta hoy me mantengo. He obtenido si no todos, casi todos los premios que se otorgan, lo que me convierte en una de las más antiguas participantes. Año tras año, rezo por estar.
Son tres días lindos. El primero, recibimiento y lectura de poesía en su propio apto. El segundo día, es para recorrer el pueblo, y su museo. En la tarde, el espacio "Ecos del Boulevard" donde reúne al talento artístico del municipio y los premiados hacemos honor entregando también nuestro arte.
En la noche, una gala artística para premiar, preparada por los arabenses. Una gala que es asaltada por los jóvenes y niños. Exquisita. Con todo su amor, él anuncia los premios que todos los finalistas esperamos hasta ese instante. Al finalizar la premiación, comienza "El parnaso", leemos hasta que amanece, y regresamos a casa con ese sabor a verso, a palabra.
Doy gracias a la vida por estar ahí con gente tan linda. Solo espero que pase otro año y regresar si Dios quiere. Gracias, Freddy. Gracias, Arabos. ¡Gracias a la vida que me ha dado tanto!
Resquicios
- Detalles
Por Ulices Trujillo
Tengo un soneto de un día, ya olvidado
Y este par de condones aburridos,
Un polvo de nariz sin alaridos
La cuchara, el sopón desesperado.
La libertad del preso encarcelado,
Un maratón de dioses desvalidos,
La oscuridad que alumbra mis latidos,
Pasos largos de avance a ningún lado.
Blancas noches que muerden mi retina
Entre la paz de sueños que desvelan.
La voz oscura de un alma cristalina,
El alto vuelo de aves que no vuelan.
Un sol esconde luz en la neblina
Falsos silencios que la voz rebelan.
Gravidez pluvial
- Detalles
Por Anabell Pi
de una tarde cuando llueve…
Luis Gómez
De una tarde cuando llueve
digo huérfana y soy fruto
del instante disoluto
en que un pálpito remueve
la humedad, el parasceve
que me impongo por atea.
Nunca ungí con la marea,
soy el embrión de la lluvia.
(Padre no está)
¿Quién diluvia?
Y si es Dios que no me vea
Memorias de un gladiador
- Detalles
Por Pepe Sánchez
SOCRÁTICAS
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?
Rafael Alberti
Lo primero es un viento favorable,
ser el gurú que escribe tu destino,
la ruta sobre el mar, tu sol latino.
Mantener firme la pasión, lo amable.
Y seguir construyendo un puente estable
sin ver que otros hicieron el camino,
que es difícil en tierra ser marino
y al final todo puerto es memorable.
Saneamiento
- Detalles
Por Olivia de la Caridad Casanova
Vierto, desalojo el vaso de:
una gota carcomida
las noches con ofensivas de incertidumbres y espantos
ganas en sus desenfados imposibles
las madejas
crepúsculos que celebran donde juicios se encapuchan
necrópolis de preguntas y cancerosas respuestas
lanzo ardides
confesiones al homicida… ¡cobarde!
Pompeya —por el desastre—
cordel sin el papalote
arañas que me descosen los pavimentos remotos
sillón en post de abandonos (meciéndose)
furibundos extractores de peculios lloviznándome los ojos
destierro —para erigirme— un talud en el naciente
simulaciones
Desnuda
- Detalles
Por Roque Dalton
Amo tu desnudez
porque desnuda te bebo con los poros
como hace el agua cuando entre sus paredes me sumerjo.
Tu desnudez derriba con su calor los límites,
me abre todas las puertas para que te adivine,
me toma de la mano como un niño
que en ti dejara quietas sus preguntas.
Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo
pasa a ser mi universo, el credo que me nutre,
la aromática lámpara que alzo estando ciego
cuando junto a las sombras los deseos me ladran.
Cuando te me desnudas con los ojos abiertos
cabes en una copa vecina de mi lengua,
cabes entre mis manos como el pan necesario,
cabes bajo mi cuerpo más cabal que su sombra.
El día en que te mueras te enterraré desnuda
para que limpio sea tu reparto en la tierra,
para poder besarte la piel en los caminos,
trenzarte en cada río los cabellos dispersos.
El día en que te mueras te enterraré desnuda
como cuando naciste de nuevo entre mis piernas.
Pasan y quedan
- Detalles
Por Mayda Palazuelos
En mi hombro está la monita Yambu. Ella nunca va a crecer más de una cuarta. Y creo que en esta ocasión se van a cumplir las predicciones de mi amigo y coterráneo, el poeta Orlando Víctor Pérez Cabrera, cuando hace muchos años me dedicó estas décimas:
Tu casa: un edén
Mayda Vives, me han contado
de tu vida buenas nuevas
y del camino que llevas
para mejorar tu estado.
Eso mucho me ha alegrado
y es entonces que me explico
que al felino Federico
una entrevista le hicieron
y que las garras salieron
por la prensa del gatico.
La importancia de saber
- Detalles
Por Raiza K. Olivera
Ya no es importante saber
Distinguir entre la mentira y la audaz verdad,
No es importante.
Incluso es mejor no saber
Andar de espaldas es más saludable
Con una ceguera permanente.
Digamos que a nadie le interesa conocer
Los secretos más curiosos del vecindario
Ni los despegues más frecuentes.
No hay dignidad en el análisis
Si los resultados siguen siendo los mismos.
Ya no es importante saber
Si la luna influye
Si el amor existe
Si el quiebre será pronto,
A quién le interesa saber.
No hay humano que se vuelva a contestar
Que se detenga un instante en articular la idea
O sí?
Coordenadas
- Detalles
Él me pidió que leyera un mapa.
Preferí leer en Braille su piel,
recorrer con mis dedos su geografía.
Suavemente,
con paciencia y humedad,
con tierna tibieza,
bordeando planicies, montes, rocas
y picos.
Comisuras y entresijos, manglares
y pastizales;
ríos venosos, resbaladizos;
sitios rosas, blanquioscuros.
Al final del recorrido, dos estrellas iluminaron mis ojos
y yo deposité el Sol dentro de mí.
En el solaz de la cadencia
se nos perdió la conciencia
y fue encontrada más tarde,
entre la lasitud y el amanecer.
No, yo no quiero leer ningún mapa:
yo prefiero leerlo a él.
Se nos encangrejó la guagua…
- Detalles
Por Nicolás Águila
Se nos encangrejó la guagua y a caminar se ha dicho. El hambre arreciaba aquel viernes santo a las tres de la tarde sin bacalao a la vizcaína (que mi abuela cocinaba con papas a la criolla), mientras yo arrastraba las botas cañeras recién estrenadas, ¿o es que eran botas rusas todoterreno, de las que te estrangulaban el pie? Llegando a la curva de la muerte, la Curva de las Cañabravas, la que tenía un puentecito estrecho justo a la mitad y luego lo quitaron porque invitaba al desastre, rompió de repente la lluvia al descampado, torrencial y traicionera. Y yo sin capa y sin paraguas —sin ti, para más inri, que ya te habías ido de mi lado, del pueblo y del país, pero no de mis sueños—, sin bacalao y sin ti y con los papeles mojados que me empapaban el alma en la cuneta de la vieja carretera de las curvas mortales, donde por la noche lloraban los muertos oscuros sin descanso y se agolpaban las almas en pena en tétrico aquelarre. Contaba la gente de mi pueblo que en ocasiones señaladas, hacia medianoche, allí mismo salía una mujer esbelta toda vestida de blanco, con una larga cabellera gris y una vela encendida en la mano. Paqueteros que eran mis paisanos.
Lo amo todo y… te amo a ti
- Detalles
Por Lucina Bravo
Amo la vida, las flores, la música: te amo a ti... Amo los atardeceres, la lluvia, las estrellas. Amo el campo y su naturaleza; amo a los niños y su inocencia; amo su música infantil y sus juegos. Amo la tierra, con polvo o lodo; amo los libros y lo que ellos encierran; amo el cielo lo mismo azul que encapotado, y te amo a ti. Amo las palabras que no se han dicho, y los diálogos a veces sin sentido. Amo las rutinas. Amo el mar y las gaviotas: amo las imprecisiones y todo lo relativo, y te amo a ti. Amo mi caminar, mis pasos danzantes; amo un bolero, un danzón, amo la guitarra y el acordeón; amo la música y amo el silencio: lo amo todo y... te amo a ti.
Trueque o Canción del marinero
- Detalles
Por Silvia C. Valdés
Qué me ofreces, marinero,
a cambio de mi velero?
Un pedazo de tu mar
acabado de cortar?
Una porción de la arena
donde tu nave carena?
O la brisa que en tu playa
corretea y se desmaya?
Ay, amigo marinero...
yo no cambio mi velero
ni por todo el litoral
con caballo de coral.
Ni por la mayor fortuna,
ni siquiera por la luna!!!
De: El libro de los conjuros