Fórum Municipal de Cultura, 2022
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Por Yamilka Pais
Con notable éxito se celebró el pasado jueves 23 de junio de 2022, la exposición y debate de los trabajos correspondientes al fórum municipal de cultura. Dada la cantidad de trabajos presentados (11 en total), se crearon dos comisiones.
La comisión No. 1 estuvo presidida por el siguiente jurado: MSc. José Sánchez Hernández, MSc. Luisa María Macías Chiong y Licenciada Yailenis Toledo Piñeiro.
En tanto la comisión 2 contó como jurado a las Licenciadas Grethel Matilde Tamayo Aguilera y María Elena Civardi Rubio, así como el MSc. y Licenciado Orlando V. Pérez Cabrera.
Resultados de la Comisión No. 1
En total, en esta comisión fueron presentados 4 trabajos, distribuidos de la siguiente manera:
-Casa de Cultura Habarimao: 3 trabajos.
-Biblioteca Municipal “Tania la Guerrillera”: 1 trabajo.
Llueve
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Por Olga L. Martínez
—¿Llueve por allá? —pregunta él.
—No, no llueve —dice ella mientras espera. Luego continúa: —No llueve, pero... el tiempo es triste. Tan triste como la soledad, como el montón de ropa en una esquina y esa gota que persiste en caer aunque no llueva. Excelente melodía en un caldero. ¡Ay, el ventilador acaba de apagarse! No llueve, pero escucho el trinar de los gorriones y el cacarear de una gallina en el patio del vecino. Detrás de la puerta: los zapatos sin la suela. Un trozo de barro en la maceta rota, se vuelve también tiempo. Ese que no avanza en mi memoria. Una media sin pareja, cuatro gatos duermen en mi cama, y el timbre del teléfono que no para de sonar. No llueve... pero el tiempo es un mensaje que te apura, una hoja seca de la planta que persiste en desnudarse. Una escalera sin el último escalón.
“No llueve ... pero el tiempo es gris... muy gris”.
Imágenes y fantasías para un solo de violín
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Por Sandra M. Busto
Lleva en su brazo una pulsera de cuero con la imagen de un violín tallada en plata. La observa mientras una suave bruma llega lentamente desde su ventana a lo más profundo de un alma. Esa pulsera es lo único que le queda de las sombras de una historia de amor que se había diluido. Fijó sus ojos color miel en el mar y recordó el día en que un amigo en común le envió el teléfono de alguien a quien no veía desde hacía ya unos cuantos años. Y sí, ¿por qué no llamarlo si se conocían desde la adolescencia? Él había hecho un concierto recientemente y esa era la oportunidad de volverse a conectar. Decidió felicitarlo, aunque apenas creyó que él iba a recordar su nombre. Habían coincidido en aquel tiempo y espacio, antes de que la vida los llevara por caminos diferentes.Todo parecía tan lejano. Actualmente ambos vivían en mundos totalmente paralelos, como dimensiones superpuestas entre sí, universos muy distintos. Él había conquistado su ciudad y el mundo, ella había decidido encontrar refugio en un precioso lugar, casi olvidado por la civilización.
Pienso sobre el río que me aguarda
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Por Nachiely Sánchez
Sueño en mi casa de infancia
siento como si algo me llevara al abismo
y allí encontrara el río que me aguarda.
A veces pienso que él me llama
como una cueva que me lleva
a la profundidad de sí mismo
y ya en el horizonte ver el río
y correr sobre sus piedras
y sentir la arena que rodea la orilla.
Pero allá en entre esas arenas oscuras
se ven los peces cómo nadan y se salvan.
Yo soñando en mi casa de infancia
siento cómo me aguarda el río.
Tan cerca de mi casa
se oye el murmullo diario.
A los Quijote sin camino
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(Y a mis zapatos, por supuesto)
Por Yusbiel J. León
Cuando las calles te cruzan
Los dolores de las suelas
El polvo sabe de ti,
De tu culpa o tu inocencia,
Comentan de tus caídas
Las marcas sobre las piedras
Y las llagas del tropiezo
Duelen menos que las lenguas.
El cupo de manos blancas
No excede a las almas negras,
Pero salir es mejor
Que temer a las callejas.
Tropezar es importante
(A que lo esquives, te enseña).
No salir por tropezar
La mujer
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Por Juan Bosch
La carretera está muerta. Nadie ni nada la resucitará. Larga, infinitamente larga, ni en la piel gris se le ve vida. El sol la mata; el sol de acero, de tan candente al rojo --un rojo que se hizo blanco. Tornose luego transparente el acero blanco, y sigue ahí sobre el lomo de la carretera.
Debe hacer muchos siglos de su muerte. La desenterraron hombres con picos y palas. Cantaban y picaban; algunos había, sin embargo, que ni cantaban ni picaban. Fue muy largo todo aquello. Se veía que venían de muy lejos; sudaban, hedían. De tarde el acero blanco se volvía rojo; entonces en los ojos de los hombres que desenterraban la carretera se agitaba una hoguera pequeñita, detrás de las pupilas.
La muerte atravesaba sabanas y lomas y los vientos traían polvo sobre ella. Después aquel polvo murió también y se posó en la piel gris.
A los lados hay arbustos espinosos. Muchas veces la vista se enferma de tanta amplitud. Pero las planicies están peladas. Pajonales, a distancia. Tal vez aves rapaces coronen cactos. Y los cactos están allá, más lejos, embutidos en el acero blanco.
También hay bohíos, casi todos bajos y hechos con barro. Algunos están pintados de blanco y no se ven bajo el sol. Sólo se destaca el techo grueso, seco, ansioso de quemarse día a día. Las canas dieron esas techumbres por las que nunca rueda agua.
Inolvidable despedida
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Que se van diciendo adiós
Sin el lienzo del olvido:
Ellas regresan al nido
Mostrando color veloz
Desde el lenguaje de los
Largos trillos jornaleros.
Y se humedecen canteros
Cuando nubes renovadas
Se deslizan en manadas
Sobre alfombras de senderos.
Ellas trazan la figura
Con creyones que a lo lejos
Son tonadas y reflejos
en la flor de la espesura.
Se ha desgranado ternura
En el edén de aquel dios
Cuando bautizó la voz
Del que alaba y ennoblece
A sus nubes, y parece
Que se van diciendo adiós.
Nostalgia
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Por Sira de la Caridad Sarría Suárez
Un galopar
de nubes grises
lamento de las olas,
beso de un naufragio,
tiritar de pájaros mudos
en medio de la tormenta,
invierno en el alarido
de los árboles.
Frialdad que quiebra
cada fibra, cada intento
es dolor.
Ausencia de un mañana,
seguir amando lo que no existe.
Un amor antiguo
Mi amor
perdido entre relojes
Michu y Kofu
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Por Javier Feijóo
I
Era un día como cualquier otro, Michu dejaba que la brisa jugara con su pelaje, mientras él se adormecía en la terraza de la hogar donde vivía. Siempre había sido muy bueno en aquello de dormir y estar tumbado.
Sin embargo, esa tarde sintió algo que caía del alero del techo cerca de él. Haciendo gran esfuerzo, abrió los ojos y observó que tenía forma ovalada, además parecía bastante jugoso. Poniendo todo de su parte el felino se levantó y fue a oler aquello, ya saben el dicho: La curiosidad mató al gato. Después de olerlo, se aventuró a probarlo
—¡Umm que rico! —pensó—. Si no me equivoco esto es una semilla de mango.
El animal la degustó con gran paciencia; una vez terminada la merienda, le propinó un zarpazo a lo que quedaba de la semilla para quitarla del medio de su camino, pero para su sorpresa esta en su trayectoria se elevó en el aire, chocó contra la pared de la casa y rebotó y volvió directamente a Michu, quien, gracias a sus reflejos de felino,
¿Se nos fue Alexis Díaz de Villegas?
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Por Ramelka Nieblas
Nacer es un milagro, morir es natural; sin embargo, el segundo hecho impresiona mucho más que el primero, sobre todo si esa muerte sorprende, deja vacíos y deudas de tiempo.
Falleció Alexis Díaz de Villegas, cumanayagüense, orgullo de los hijos de esta tierra, de la cual nunca se fue de manera definitiva. Sin dudas, su mayor éxito fue en el teatro, donde, con varias agrupaciones, realizó importantes montajes que fueron inolvidables en los escenarios.
El cine y la televisión tampoco perdieron la oportunidad de disfrutar y difundir su talento.
Los hijos del desterrado
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Por Eliseo F. Abreu Hernández
I
Una parte de mi, tiene la rabia del que firma su acta de destierro, la otra, transcribe capitulaciones, falsas noticias y asesinatos selectivos en los juzgados. Desayuno una pizza ante el espejo más lejano de la casa, mi sosia se limpia la boca, platica con fantasmas calientes de hachís y coca cola. El moho y los recuerdos sobrepasan al hombre. Los ángeles no llegan a tiempo y el semejante se desangra en la avenida. Alto costo al que vegetamos en esta jaula de cemento. Plástico y acero vs carne y hueso. Entramado en el que la prensa matutina propone rostros para el neón y el maquillaje, para las salas de urgencias, mesas del forense, alcantarillas donde navegan los nonatos y enfermeras listas para la eutanasia. Recurro al llanto de los niños, a cristales falseados por los asesinos. La ciudad se desdobla en un esfuerzo atroz de permanencia, fría y engañosa como la muerte. Una parte de mí firma su acta de destierro convencido de que mi sosia planea travestirse frente a la imagen de mis hijos más pequeños. Mi otra parte escapa por los techos, donde a pesar del ruego de sus ángeles y los altos campanarios no han vuelto las cigüeñas.
Día cero (0)
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Por Laura Irene Hernández Samón
Lunes 23 de septiembre
Mi día empezó super bien: cielo nublado, aire frío y un poco de lluvia al llegar a la escuela. Me encantan los días grises, ya estoy acostumbrada a ellos. La mayoría de las veces me encuentro sola, ando conmigo misma y hablo lo necesario. No confío mucho en las personas; pienso que es una pérdida de tiempo estar ilusionándome de demasiado. Mientras más sueñas, más te elevas, pero cuando te percatas de la realidad, más duele la caída. Al final, es algo lógico: Newton descubrió la Ley de la gravedad hace bastante rato y nadie ha podido desafiarla.Es un criterio muy convincente que solo algunos idiotas se atreven a provocar, algunos idiotas como yo que ignoran lo obvio: todo lo que vuela y se eleva, algún día cae. Mi única distracción en la escuela es mirar al Cielo, ese Cielo tan hermoso que estudia en el segundo piso y que, cuando tropieza con mi mirada, me hace ver las nubes, al menos, por unos segundos. Se llama David pero prefiero llamarlo así: Cielo. ¡Lo siento tan lejano! Para una chica como yo cuyo único amigo es el iPod, es imposible imaginar una conversación con él.