Concurso Nacional de Décima Espinela Luis Gómez 2025
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La Casa de Cultura Habarimao, la Casa de la Décima Luis Gómez y la Dirección Municipal de Cultura en Cumanayagua, convocan a la VIII Edición del Concurso de Décima Espinela “Luis Gómez” 2025.
BASES:
1.- Se concursará con 2 estrofas, respetando los principios estéticos y estructurales de la décima espinela y se utilizará el siguiente pie forzado de una décima de Luis Gómez: En la inmensidad serena, tomado de su libro Controversia imaginaria.
2.- La primera estrofa llevará el pie forzado antes descrito en el 4to verso y la segunda estrofa termina con el mismo pie forzado.
3.- La obra concursante deberá acompañarse de los siguientes datos: nombre y apellidos del autor(a), dirección particular, teléfono. Puede ser enviada por correo electrónico a: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., también podrán enviar por WhatsApp al número 51333755 (Luisa), así como entregarse en el Departamento de Literatura de la Casa de Cultura Habarimao, calle Maceo 11-A, entre 3ra y Cienfuegos, Cumanayagua.
Padre e hijo conversan
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Por Waldo y Karel Leyva
I
Para el que salva o despoja
siempre he querido que alumbre
la luz, esa certidumbre
que a la vida nos arroja.
No hay flaqueza ni congoja
válida contra lo adverso,
la vida requiere esfuerzo
y si áspero es el camino
siempre tendrá el peregrino
el refugio de su verso.
Waldo Leyva
II
El verso es la patria eterna
de la que jamás se emigra,
quien lo difama o denigra
solo vuelve a la caverna.
Triste historia
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En una fría noche de invierno, Iona Potapov, un anciano cochero, estaba sentado en su carruaje, rodeado por la nieve que cubría la ciudad. Su cuerpo estaba encorvado bajo un viejo abrigo, mientras los copos de nieve caían sobre su sombrero y hombros, reflejando el peso del dolor que llevaba en el corazón.
Hace apenas unos días, Iona había perdido a su único hijo. La tristeza lo consumía, pero no encontraba a nadie con quien compartir su sufrimiento. La gente pasaba rápidamente por las calles, ocupada con sus propios asuntos, sin prestar atención al anciano que parecía cargado por el peso de la vida.
El primer pasajero subió a su carruaje, un joven apurado que quería llegar a su destino. Iona, con voz vacilante, comenzó a hablar: “Mi hijo murió esta semana... Era un joven fuerte...”
Pero el joven no le prestó atención, limitándose a responder fríamente mientras señalaba el camino. Iona sintió desilusión, pero no le quedaba otra opción más que seguir trabajando.
Espadas y palabras, la música del endecasílabo
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Por Derbys H. Domínguez Fragela
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterrast
del mar?
Rafael Alberti
Abro Memorias de un gladiador, poemario que Pepe Sánchez, (Cumanayagua, 1956), publicara por Ediciones Mecenas, 2023, y en la página inicial encuentro “Socráticas”, el soneto puerta o umbral.
Lo primero es un viento favorable,
ser el gurú que escribe tu destino,
la ruta sobre el mar, tu sol latino.
Mantener firme la pasión, lo amable.
Elegía primera
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Por Miguel Hernández
A Federico García Lorca
Atraviesa la muerte con herrumbrosas lanzas,
y en traje de cañón, las parameras
donde cultiva el hombre raíces y esperanzas,
y llueve sal, y esparce calaveras.
Verdura de las eras,
¿qué tiempo prevalece la alegría?
El sol pudre la sangre, la cubre de asechanzas
y hace brotar la sombra más sombría.
El dolor y su manto
vienen una vez más a nuestro encuentro.
Y una vez más al callejón del llanto
lluviosamente entro.
La imaginación del cereal y otros poemas
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En la imaginación del cereal
la hoz no se reduce a una herramienta.
Media luna que canta en el centeno
su amor diseminado en cada corte,
la violencia más dulce del verano.
Metal de la alianza, la apetencia
en que la espiga entrega su esplendor,
circulación y flujo de lo vivo
que se resiste a ser identidad
y busca diluirse entre la harina.
Melaza en que se aprietan hierro y cobre,
aleación y prodigio de no ser
lo que se era al principio. Convincente
cesión hacia lo dúctil que transforma
el rígido enunciado del objeto
en savia derramada como aire,
como metal en punto de fusión
que corre enrojeciendo las dos manos.
Fragmentos
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Lo que vive y se convierte
en pasado que se olvida,
es la parte de la vida
que siendo vida ya es muerte.
El Indio Naborí
Como caricia de grito
converges, rompes, inhalas;
Y en un santiamén tus alas
descubren el infinito.
Me desarmas en el rito
en que me dejaste inerte.
!Cuánto paisaje sin verte!
Es el tiempo quien te hace,
como todo lo que nace,
lo que vive y se convierte.
Orden y caos, soy
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Por María Herrera
Un Big Bang de impersonalidad.
Retroalimentación.
Orden y caos, soy.
El caos que azota la mente
no sostiene leyes.
¿O las causas o el resultado?
¡Qué importa, si ni mi naturaleza
pertenece a las miserias del centro!
¿Cuánta cordura de caos tuve hoy?
Se pregunta el lado violento
de lo civilizado.
Los pétalos sin luz roban suspiros.
Náthaly Rossi
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Por Pepe Sánchez
A Náthaly Rossi, mi nieta.
Y que ya nadie se asombre
de que la noche y el día
se fundan, y algarabía
sea el sonido de un nombre.
Ni que la vida se alfombre
con los ojos de mi nieta.
Náthaly, deja en la grieta
del amor su canto y verso,
que para cruzar lo adverso
tendrá la luz del poeta.
El ceramista y la samsara
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Por Félix Corona
1
El grito persiste al amanecer
de página en reverso
y gotea sepia techumbre,
tiene días de sol
como los tiene de lluvia.
2
Canta la tarde frente al horno
con manierismo de obturador,
captura ese gesto
de la arcilla que se niega al soplo,
génesis malforme
que ni se levanta
ni anda.
Es el rito quién define
y no alaridos
de cerámica enjaulada
tras lo ahora inmutable.
He andado muchos caminos
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Por Antonio Machado
He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares,
y atracado en cien riberas.
En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,
y pedantones al paño
que miran, callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.
Mala gente que camina
y va apestando la tierra…
¿Arrepentido?
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Por Orlando V. Pérez
A Mariam, mi nieta más pequeña.
Tenía lista la bolsa donde los echaría. Nadie lo estaba observando, y ellos estaban solos en ese momento, acurrucados en el piso, sin la protección de la madre, que de seguro había salido a estirar los músculos, le dio por pensar. Eran muchos, cada vez más barrigas a llenar, y la comida… cada vez más escasa, le dio por pensar.
Lanzarlos en el fondo de la bolsa y salir a caminar entre viejos trillos, boscajes, arroyos, cañadas, en busca de un lugar donde botarlos, era su decisión. Con buena suerte, tal vez cerca de alguna casa, se decía.
Hasta que se le dio la oportunidad esa madrugada casi fría. Los fue tomando por el lomo uno a uno, apretándoles la boca para que no pudieran chillar, y aunque se lograban defender con sus garras y sus dientes como navajitas, apenas si le hacían algún rasguño en la poderosa mano. Removió la bolsa y fueron cayendo uno tras otro en el fondo sin remedio. Pero, de pronto, se le apareció la niña caminando a paso lento hacia él. No le quedó más remedio que estrujar la bolsa, y los pudo silenciar.
—¿Qué haces tú levantada a esta hora?
—Son preciosos, ¿verdad?