Por Claudia Fernández

 —Eso no es verdad.

—Sí es verdad. No pienses que porque no lo hayas visto, no es cierto. Mi abuela sí lo vio, bueno, me lo contó, y yo sí le creo, porque lo vi cuando ella lo sacó, no me acuerdo de qué gaveta.

—Pues habla, sigue contando.

Pillo volvió a tomar la palabra, ahora más calmado:

—Mira, ella me contó que hace muchos años, un matrimonio de campesinos se mudó a una casa abandonada, cerca de un arroyo. Decían que el ruido de las cascadas semejaba el llanto de un niño. Allí llegaron con el interés de hacer siembras y aumentar la crianza de animales domésticos. Muy bien iban sus planes, contentos con las cosechas a punto de recoger, cuando el campesino y su mujer empezaron a quejarse y a comentar con tristeza: “Si trabajamos todo el día y no podemos dormir por las noches, nos enfermamos”, decía ella. “Claro que sí, mujer. Desde media noche no dormimos porque en la cocina las losas sonaban. Pensando que sería un gato, me armé con un garrote, pero todo estaba en su lugar”, comentó él. “Cuando tú hablabas se oyeron risas y risas que se alejaban hacia la cascada. Eso es cosa de babujales y de duendes”, aseguró ella. También recordaron la noche en que una cadena parecía rodar y rodar por el guano, sin caerse.

Aly observa a su primo, dudosa. Pillo se percata y retoma el relato:

—Los dos campesinos decidieron no vivir más allí; después de discutirlo más de una vez, acordaron irse al mismo lugar de donde vinieron meses atrás. Muy tarde llegó la carreta, marido y mujer empezaron a cargarla con todo lo que poseían. Concluida la faena, se marcharon para dejar aquella pesadilla atrás; ya cerca de lograrlo, dijo la mujer, un poco molesta por lo que acababa de recordar:

—¡Cómo se me pudo pasar!

—¿Qué ocurre, mujer? —le preguntó resuelto el campesino, sin dejar de oír un divertido tamborileo en un latón.

—¡Se me olvidó la tinaja! —le contestó ella.

Una vocecita, entre risas y toques, contestó detrás de la carreta:

—¡Eso no es problema! ¡Aquí la llevo yo!

Con este cuento la autora obtuvo Mención en el Encuentro Nacional de Talleres Literarios Infantiles (Ciego de Ávila, 2018).