Para esta conversación
 la vida no conviene
 y viceversa.
 La circunstancia
 es mi cabello al viento
 y la tapa del cráneo
 queriendo volar.
 Tiene que haber otro espacio
 para tantas palabras,
 otros espejos
 otros guiones.
 Tiene que haber un espacio
 para este grito
 donde pueda olvidar.
 El dolor del poder
 y el del alma
 se acorralan.
 Sus partes son esenciales
 en esta conversación.
 Pero no será aquí.
 No en esta fetidez de voces.
Mi cuerpo se balancea
 hacia la circunstancia
 del suelo.
 Ay tierra, por qué nací,
 dime tú, con esos ojos...
 Ahora, la circunstancia del mar
 que mueve sinapsis
 quirúrgicamente.
 Sabemos del agua,
 siempre presta a partir
 y yo reparto
 por enésima vez mis manos
 al hombre tal
 al mismo que confundo con otros.
 Cuál me dañó más,
 cuál me salvó menos.
 Dime tú, si estoy en este sitio
 o el anterior
 o el próximo.
 Dime tú si duermo con un muerto
 con el invierno
 con un gato.
 Dime tú que estás tan vivo
 dónde puedo gritar.
 Mi pensamiento rompe las paredes.
 Mi pensamiento es la circunstancia de la muerte
 muriendo,
 rompiéndose el cráneo.
 Yo y mi asqueroso cráneo
 ahogándose pero no,
 adivinar y adivinar...
 Muerte.
 Muerte a la muerte
 como una flecha
 cosiendo
 el aire.
 
											 
   
  
 
						













