Por Eliane Acosta
Ella
 lleva un puñado de surcos entre las manos,
 una pandilla de sueños equilibristas
 que troquela su pecho.
 
 Ella seca el sudor de la tierra
 y se maquilla el rostro
 sin saberlo.
 Florece
 como espuma de ola.
 Salta
 para besar la luz.
 
 Ella tiene mirada de poeta
 y muerde la vida
 con ojos de esperanza.
(*) Este poema está dedicado a la escritora y narradora oral Olga Lidia Martínez Robaina. (N. del E.).
 
											 
   
  
 
						













