Por Osvaldo Ramírez
En el fuego sagaz de la palabra,
en la rima preñada de elocuencia,
en las aves que anidan en El Abra
has quedado, “Pichón”, y en mi conciencia.
Pocos saben la alquimia de tu encanto
(horas miles de estudio y romería),
rasgueando en el embrujo de tu canto
una herencia preñada de alegría.
Si en una fiesta plena de tonadas
se riman versos pícaros, sagaces,
y los poetas cruzan las espadas
ya te imagino entrando en la porfía:
“Vengan a mí, valientes kamikazes:
yo soy el gallo, sin mí no hay canturía”.
Tomado de Bajo el ala de un sinsonte. (Editorial La Pereza, EE.UU., 2017). (N. del E.)