El tiempo guarda ilusiones
 de promesas incumplidas.
 Son las palabras perdidas
 y las malas decisiones
las que rompen eslabones
 del querer y la confianza
 como la punta de lanza
 que deja el corazón roto
 o como el falso devoto
 que invade toda esperanza.
 Detrás de cada promesa
 crece un falso juramento,
la verdad: el sentimiento
 que demuestra la nobleza;
pero el que miente tropieza
 rompiendo su porvenir,
 mira su tiempo partir
 y su alma en dos pedazos
 espera por los abrazos
 que no pudo recibir.
 Sé que todos prometemos
 y a veces somos felices
 o logramos cicatrices
 que por amor nos hacemos
 cuando implicados nos vemos
 en promesas sin conciencia.
 La vida misma presencia
 el mentir como pecado
 y el karma como jurado
 es quien nos dicta sentencia. 
 No son duros los caminos
 por las leyes del profeta
 con la promesa incompleta
 de no tejer pasos finos.
 Siempre existen dos destinos:
resistir la realidad
 de la vida sin piedad
 o vivir la incertidumbre
 sin la luz que nos alumbre
 los tiempos de oscuridad.
 
											 
   
  
 
						













