ya usual:
 sentarme en pórticos de noche
 con un cuchillo entre las manos
 fingir que el hambre es gloria
 el cazador que robará tu piel también escurrirá su hambre
contra la fantasía de las muchachas que salen a cazar su pan
 embarazadas de una quietud un hambre céntrica
 como punzón al seno
 son estampillas de purpurina
 materia de una restauración irreductible
 están echadas a la suerte del zoombie
 y llegan lejos muy lejos
 a pie
yo digo zoombie zoombie y veo una ciudad perdida
 locos por todas las calles
 por todas las veces que decolé tu imagen
 pero no pude retener siquiera el dolor
 no sé de rabias ni lepras ni sífilis
 ¡cuán bendecida por Dios!
 anáfora/cartel a contraluz
 no hay no hay no hay
 sobre las hojas quietas del árbol
 comiéndonos comiéndonos
 tampoco son para mí los parques esta noche
 el cisne va decrépito
 dice que viene con una bala en obtusángulos de amnesia
 que tampoco podrá recordar
 tendrá una ingesta de sangre
 yo sigo los autos por la luz
 y cruzo y miro por inercia precios caras rincones magros
 sin extrañar sin suscitar conjuros
 repelente
 ante los ojos del zoombie
 ¡pero qué zoombie Dios!
 cuán zoombie el zoombie
 que ya no habla que vive enajenado como yo
 (extraño y salvaje)
 babeándose de urdimbre silenciosa
 mil veces superado por el animal más fiero.
 
											 
   
  
 
						













