Por Neiby Cisnero
              Lo que vive y se convierte
              en pasado que se olvida,
              es la parte de la vida
              que, siendo vida, ya es muerte.
El Indio Naborí
En el ocaso del día
 se produjo el despertar:
 el sueño en que levitar
 estremece el alma mía.
 Una oleada de alegría
 promovió mi helada inerte:
 una sensación tan fuerte
 estremeció mi razón,
 y en vendaval de ilusión
lo que vive se convierte.
 
 ¿A quién le importa mi nombre?
 ¿Qué aventura consentir,
 ni si deseo vivir
 en los brazos de otro hombre?
 Yo carezco de pronombre
 en placeres de la vida.
 Mas me siento carcomida
 de futuro. El cuerpo anhela
 y se trasforma mi estela
en pasado que se olvida.
 
 Hombre que enciende la llama 
 apagada, insatisfecha:
 en el camino la brecha
 de mi cuerpo lo reclama.
 Imposible ignorar: se ama;
 aunque me cause una herida
 de momento su partida.
 Ser su amor tierno y profundo,
 que más amo en este mundo
es la parte de la vida.
 
 Cómplice de su ternura,
 es gloria que ya se alcanza
 y que llena de esperanza
 la más sublime locura.
 En mi vientre la espesura
 desvanece el tiempo inerte.
 Porque mi vida es la fuerte
 pesadilla de un desvelo
 para escribir en el cielo:
Que siendo vida ya es muerte.
Con este conjunto la autora obtuvo Tercer Premio en el Concurso Literario Nacional de Décima Espinela “Luis Gómez”, en la modalidad de glosas. (Cumanayagua, Cienfuegos, 2023). (N. del E.).
 
											 
   
  
 
						













