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A veces soy la voz del otro lado del teléfono,
a veces un aliento,
un mando a distancia por donde te enciendes a veces;
lógicamente una fecha,
un beso que surca el tiempo velozmente,
dos ojos que te miran,
un café que te espera cada mañana,
un cigarro, una mano sobre tu mano,
desesperadamente, una canción.
Y siempre o casi siempre
no más ese silencio
donde sueles guardar tu alma.
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Por Yusbiel J. León
Música del viento eres
cantada por lo invisible
sonido de lo imposible
que por ser música quieres
que todo cante. Te hieres
de negros/blancos la mano
y yo del ruido lejano
costumbre de mi sordera
te busco sonido afuera
lo que te es adentro piano.
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A Orly in memoriam
No tengo candelabros en mi cielo
José Sánchez
¿Por qué estoy aquí mi padre, al que amo?
No tengo candelabros en mi cielo;
es la tormenta y no tengo reclamo,
con tanto que dar y mucho recelo.
Y es que mis hijos, las luces aguardan
y tú, padre, poeta sol por tenerme
y madre entre lunas gime por verme.
Y yo, que las horas luz se ablandan.
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Por Yusbiel J. León
Desde finales del siglo XVI resurgió el interés por la historia, cualidades y técnica del verso, así como el propósito de definir y regularizar las invenciones y modificaciones que sobre este se habían realizado hasta el momento, influenciados en todo momento por el éxodo de las ideas italianas sobre el acento, la rima, los metros y las estrofas. En esta etapa (conocida como Siglo de Oro) se depuraron y refinaron las cualidades de los principales
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Camina el pensamiento enamorado.
Su aroma que naufraga en la laguna,
comienza su escala sin fortuna
mientras llega a estresarse lo amado.
Y pierde en desnudeces juveniles
y fracasa la flor sobre el sollozo
que retiene el placer en lo escabroso
porque va por su lanza a los confines.
Amparo del destino, voz de pobre
tiéndele la añoranza luminaria
cuando va por el arca de su cobre.
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Por Nicolás Águila
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“El Hanabanilla vierte su caudal en el Arimao”,
nos contaba el libro de texto con la frialdad de la hidrografía.
“Es como un abrazo pluvial en las Dos Bocas”,
puntualizaba el viejo profesor con un toque metafórico
un poco cursi seguro.
“Nuestra vida son dos ríos”, se le ocurrió por fin al poeta
y dio en el clavo.
Dos ríos que dan a la Calle Real.
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Por Eliecer León
La literatura cienfueguera, en su devenir, ofrece testimonios de cómo sus escritores observan, plasman y reflejan el entorno, y crean auténticas imágenes literarias, cuyo referente básico es de hecho Cienfuegos.
Los motivos literarios recurrentes en las letras cienfuegueras aparecen aludidos en la obra de los escritores como expresión del mundo interior afectivo y el mundo exterior cognitivo, por lo que suelen coincidir en numerosos casos con motivos identitarios del entorno cienfueguero.
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Por Pedro Martín
Yo veo en cada mujer
que es madre, a la madre mía,
la que colmó mi alegría
y de ternura a mi ser.
A todas las quiero ver
llenas de felicidad.
Que las llenen de bondad
cada hijo bondadoso,
mientras la mía en reposo
comparte mi soledad.
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El alma trémula y sola
padece al anochecer.
Te has perdido en otro ayer,
pero no se va la aureola
que te sigue. Es una ola
tu recuerdo en mi garganta,
que me arrastra mientras canta:
búscame por la ciudad,
por la vida, por la edad:
soy ave que el aire encanta.
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Por Omar Torres
Nacer agua,
transformarnos monos,
reconocernos
homo-ambiciosos,
sapiens- verdugos,
y ahora, nadie puede someterme
o convertirme en presa,
viajo mañana a la luna,
¿debería llevar, espejuelos azules, o verdes?
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