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Por Lietty Pérez Arias
Había una vez un niño que era muy mentiroso. Cada vez que alguno de sus compañeros hacía un cuento, él también hacía uno, pero muy exagerado.
Un día estaban todos en el patio de la escuela, hablando de las carreras que querían estudiar cuando sean grandes, y siempre que uno decía “quisiera ser”… él también decía lo mismo. En fin, iba a estudiar casi todas las carreras que existían en este mundo. No le iba a quedar tiempo ni para peinarse.
Otras veces decía que su padre era astronauta, que su casa estaba bajo el agua, que su mamá era una reina, y él, un príncipe, y muchas cosas más.
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Lo mismo en la madrugada
que a punto del mediodía,
se oye como una cantata,
permanente melodía.
Si horario se levanta
su canto como un desvelo:
es el sinsonte, que canta
lo mismo en jaula, que al vuelo.
De: El silencio mira (p.5)
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(Segunda parte y final)
Por Pedro Hourruitiner Díaz
10:40 p.m.
De regreso a la escena del crimen, reciben una llamada de la oficina. Increíblemente se ha presentado un testigo para declarar; pero ya es tarde: están cansados y deciden ir por un trago.
Miércoles, 7:36 a.m.
Becket encuentra la oficina convertida en escena del crimen. Han asesinado a cinco oficiales y al testigo; en las paredes se leen amenazas:
—¡Vaya loco nos ha tocado! —gruñe y enciende un cigarro, mientras lee: —PONEN EN PELIGRO A LAS PERSONAS AL CONVENCERLOS PARA QUE TESTIFIQUEN EN MI CONTRA. MIENTRAS MÁS TESTIGOS, MÁS SANGRE HABRÁ.
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Por José A. Domínguez Jiménez
El extraño ruido la despertó. La niña vio unas sombras que se arrastraban hacia ella en la penumbra del cuarto. El miedo la atacó y la hizo sudar. Estaba totalmente paralizada y no podía gritar siquiera. Las extrañas sombras se lanzaron sobre ella. Unos peludos cuerpos se frotaron contra su piel. La pequeña encendió la luz.
Sobre ella ronroneaban los gatos.
Con este cuento el autor participó en el Encuentro-Debate Nacional de Talleres para Niños, Ciego de Ávila, 2018. (N. del E.)
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Por Javier Feijoo
Es conocido que las hormigas son muy intranquilas y trabajadoras; sin embargo, Merita y Zoe llevaban estas características al límite. En cuanto al trabajo, eran las primeras en dar el paso al frente; pero su intranquilidad las hacía hacer las cosas más insólitas, al menos para unas hormigas, como en la ocasión en que decidieron practicar deportes extremos, o cuando que se montaron encima de un ciempiés simulando que era un tren de los humanos.
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Cuba, eres fuerza y valor,
juventud y pensamiento,
el agua para el sediento
y cura para el dolor.
Más que tierra, eres amor,
claridad para lo oscuro.
Eres el sueño maduro
que lleva en sí la niñez
y entre los jóvenes es
sembradora de futuro.
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Por Alexandra Chao Chiú
Una vez, en el círculo infantil de una niña llamada Ana, una cocinera le echó picante a la comida de los niños y la de una tata llamada Deisy. Al probar la comida, los niños soltaron fuego por las orejas y por la boca. Eso fue lo mejor que les podía pasar porque la tata se convirtió en una bola de fuego. Alguien la tocó por casualidad y se quemó la mano. Entonces se armó tremendo alboroto, todos decían:
—¡Fuego, hay fuego!
Anna pensó en echarle agua de los vasitos que ponen en una bandeja para que los niños sacien la sed; así que le preguntó a la otra tata como forma de educación:
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Por Olga L. Robaina
—¿Cómo imaginas un sueño?
—Risueño.
—¿Qué hace en el cielo una estrella?
—Destella.
—¿Qué fulgura así, tan raro?
—El faro.
El velero busca amparo
en una noche sin Luna,
sopla el viento y por fortuna,
risueño destella el faro.
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Por Pedro Hurruitinuer Díaz
(Fragmento)
Martes, 9:45 p.m.
Es el caso más difícil que le han asignado al detective Michel Backet en su carrera. Una mujer ha sido encontrada muerta en su apartamento, rodeada de varias amenazas escritas en las cortinas. Vaya lienzo nos ha dejado el artista, piensa Backet, observando la habitación en silencio.
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Por José A. Domínguez Jiménez
El extraño ruido la despertó. La niña vio unas sombras que se arrastraban hacia ella en la penumbra del cuarto. El miedo la atacó y la hizo sudar. Estaba totalmente paralizada y no podía gritar siquiera. Las extrañas sombras se lanzaron sobre ella. Unos peludos cuerpos se frotaron contra su piel. La pequeña encendió la luz.
Sobre ella ronroneaban los gatos.
Con este cuento el autor participó en el Encuentro-Debate Nacional de Talleres para Niños, Ciego de Ávila, 2018. (N. del E.)
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