Por Hilda Alicia Mas

La tarde anunciaba lluvia el  arroyo; cansado de correr, se mantenía quieto  en espera de que la lluvia brotara sobre sus aguas para calmar su cansancio: fue entonces cuando estalló  la tormenta.
     El arroyo de Baldomero comenzó a crecer, arrastrando cuantas cosas había en él.
     Cesó de llover, un arcoíris apareció a lo lejos.
     De pronto, dos niños que miraban el desborde del arroyo, al ver cómo de sus aguas salía un hada salpicada de peces caracoles y algas…:
     —Es un pez  con alas.
     —Y corrieron a buscar a sus padres.
     Estos fueron a su encuentro ante tantos gritos.

Por Laura Irene Hernández Simón

(Continuación)

Domingo 28 de septiembre

El viernes pasado fui al psicólogo. Mi mamá fue a la escuela a recogerme. Me hizo señas con la mano para que la distinguiera entre tanta juventud perdida. Me asusté un poco al verla. David, mi Cielo, estaba justamente al lado de ella, junto a un grupo de  amigos que, a cada rato, lo celebraban dándole unos golpecitos en el brazo. Creo que era su cumpleaños. Su mamá lo vino a recoger antes de que yo saliera. Camino al hospital en lo único que pensaba era en él. ¿Qué estará haciendo? ¿Con quién estará hablando? ¿Seré yo lo suficiente cercana como para felicitarlo en su próximo cumpleaños?

Por Laura Irene Hernández Samón

Lunes 23 de septiembre

Mi día empezó super bien: cielo nublado, aire frío y un poco de lluvia al llegar a la escuela. Me encantan los días grises, ya estoy acostumbrada a ellos. La mayoría de las veces me encuentro sola, ando conmigo misma y hablo lo necesario. No confío mucho en las personas; pienso que es una pérdida de tiempo estar ilusionándome de demasiado. Mientras más sueñas, más te elevas, pero cuando te percatas de la realidad, más duele la caída. Al final, es algo lógico: Newton descubrió la Ley de la gravedad hace bastante rato y nadie ha podido desafiarla.Es un criterio muy convincente que solo algunos idiotas se atreven a provocar, algunos idiotas como yo que ignoran lo obvio: todo lo que vuela y se eleva, algún día cae. Mi única distracción en la escuela es mirar al Cielo, ese Cielo tan hermoso que estudia en el segundo piso y que, cuando tropieza con mi mirada, me hace ver las nubes, al menos, por unos segundos. Se llama David pero prefiero llamarlo así: Cielo. ¡Lo siento tan lejano! Para una chica como yo cuyo único amigo es el iPod, es imposible imaginar una conversación con él.

Por Laura Irene Hernández Simón

(Continuación)

Miécoles 1ro. de octubre

En estos días todo ha empeorado menos el clima, que cada vez conforta más mi estilo. David llegó muy decaído de Santa Clara, y yo sin idea del porqué. Mi papá se separó de mi mamá, así que fuimos unos días para casa de mi abuela. Mi mamá prefiere no abrumarme tanto con sus cosas, a mí, que ya estoy medio loca. Mi tía vino de visita y ni ha pasado a verme. Y yo como si nada: haciéndome la desentendida a toda hora. Al menos así dicen: “¡Ay, pobrecita la niña”, y no me molestan tanto. Al final, no tuve que robarle pétalos de rosa a vecina; mi abuela tiene en su patio rosales que había olvidado casi por completo.

Por Iriam Morales

En lo más profundo de la oscuridad, donde se resguardan las sublimes tentaciones, una sutil pero molesta tonada me hace temblar y a pesar de haber estado inconciente, reviso cada lado, deseando no deshacer la acogedora postura aliviante de mis dolores ¡No lo puedo creer! ¿Será él de nuevo? Ese bicho fresco se excita a niveles de depravación, humanamente asfixiantes, con solo oler el embriagador aroma que brota de mi sudor. ¡Ay, Dios mío! No hay tregua que valga. Cuando su lanza me estremece todas las noches, en el baño, la cocina, hasta en la sala y ni hablar de la cama. La próxima noche que lo sienta, lleno de ansias lo mataré, ya que el no tiene perdón, al haberse metido en mi mosquitero. 

 

Por Dianamary Cardín Suárez

La matemática no me gusta. Cuando tengo que estudiar, simplemente la dejo para el final.

Mañana hay examen; debo concentrarme hoy, pero primero voy a merendar; pienso mejor con el estómago lleno.

En mis manos tengo un pastel y un vaso lleno de refresco. Abro y cierro los ojos varias veces, pues comienzo a ver el vaso medio raro: el líquido se mueve y dentro de él observo figuras geométricas y números que me miran, hablan y hasta bailan.

—¡Vendo dulces acabaditos de hacer! —pregona de mal humor el triángulo equilátero.

—¿Hay helado? —pregunta el rectángulo sudoroso.

—¿Acaso traes caramelos de fresa? —se relame los labios el número 6.

Por Hilda Alicia Mas

Este invierno es diferente. La niña que soñaba atrapar el Sol para regalárselo a los niños de su pueblo que le temían al invierno, está muy cerca del Astro Rey. Desde allí puede ver muchas cosas. Ya ellos no son los mismos; ya no le temen al frío, por lo que decidió visitarlos en su papalote mágico, ese que le acompaña desde su partida.
     Esta vez trae el papalote lleno de calor y luz porque el Sol, enamorado de la Luna, le regaló miles de pequeños girasoles que ella lleva en su pecho junto a los cascabeles, y al unirse ambos, de su pecho salen pequeñas gotas de rocío, las que, al darles la luz solar, se convierten en un hermoso arcoíris si la cola del papalote llega de día al pueblo; si llega de noche, una inmensa Luna brillará en el firmamento y miles de estrellas y luceros creerán que te sonríen.

Por Javier Feijóo

I

Era un día como cualquier otro, Michu dejaba que la brisa jugara con su pelaje, mientras él se adormecía en la terraza de la hogar donde vivía. Siempre había sido muy bueno en aquello de dormir y estar tumbado.

Sin embargo, esa tarde sintió algo que caía del alero del techo cerca de él. Haciendo gran esfuerzo, abrió los ojos y observó que tenía forma ovalada, además parecía bastante jugoso. Poniendo todo de su parte el felino se levantó y fue a oler aquello, ya saben el dicho: La curiosidad mató al gato. Después de olerlo, se aventuró a probarlo

—¡Umm que rico! —pensó—. Si no me equivoco esto es una semilla de mango.

       El animal la degustó con gran paciencia; una vez terminada la merienda, le propinó un zarpazo a lo que quedaba de la semilla para quitarla del medio de su camino, pero para su sorpresa esta en su trayectoria se elevó en el aire, chocó contra la pared de la casa y rebotó y volvió directamente a Michu, quien, gracias a sus reflejos de felino,

Por Antonio Velázquez

El framboyán es la planta
más bella de la floresta,
parece que está de fiesta
y en constante serenata.
Sus flores, rojo escarlata,
dan unas vainas sencillas
que parecen maravillas
en nuestros campos cubanos,
y como no tienen manos
aplauden con las semillas.

De El silencio mira

 

Por Elizabeth Álvarez

Jugando a nubes jugando
imagino lo que veo
y las cosas voy formando
como piezas de museo.

Jugando yo me encontré
a un perro que hace maromas;
él se perdió entre las bromas
que yo misma le conté.

Jugando yo vi a un gigante
que me quería atrapar;