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Por Olga L. Martínez
Un ansia de aparición
de tus cantares arcanos
te hacía inquietas las manos
y musical el bastón.
Jesús Orta Ruiz
Esconderse es casi un juego.
Es..., como mirar atrás.
A donde no volverás,
sin una luz y me niego
a seguir presa del fuego
que aviva la tentación.
¿Acaso es una obsesión
ocultar lo que es derecho?
Se va tatuando en mi pecho
un ansia de aparición.
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Por Hansrruel Aldana
Húmedo como tu ausencia
el mar me crece a la espalda.
¡Qué terco el mar! Nunca salda
su deuda con mi conciencia.
Pobre de mí sin la herencia
mojada de tu sonrisa,
hoy se me ha vuelto ceniza
todo el mar en la mirada.
El mar es una emboscada
sangrando por mi camisa.
¡Qué terco el mar! Otra vez
toda su abulia me acecha.
¿De qué sustancia está hecha
la sombra de su estrechez?
¿Donde irá a vivir el pez,
cuando se evapore el mar?
Tal vez comience a sangrar
en un frasco incontenible.
El mar es impredecible.
Ténganle cuidado al mar.
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Por Ana L. López
En este esfuerzo de abrazar lo imposible, me afrerro a Dios, y es un péndulo en movimiento, debajo está el abismo. En este esfuerzo de caminar en el túnel creyendo que siempre habrá luz, voy con los ojos cerrados, a veces la luz está dentro. En este anhelo de tener un boleto, un golpe de suerte o simplemente ver el golpe de otra cosa, se convierte en un golpe en la cabeza, en pleno amanecer martillándome contra el asfalto. El pecho se aprieta como la puerta de un elevador. Escapo, en un rincón de la forma más valiente. A los minutos enjugo las lágrimas y vuelvo al péndulo. El péndulo que es Dios, mi fe, el amor. En esta isla que choca contra el iceberg busco un chaleco salvavidas, un abrazo, la esperanza de que el mar sea una piscina y yo un personaje de aquella película. Alguien me hala por los pelos, me saca del túnel, me agarra cayendo, me tira un bote. Alguien me dice puja que tú puedes, aguanta. En ese momento olvido el rincón, la miseria, la oscuridad y salgo a la calle; veo los demás zombis. En este esfuerzo de abrazar lo imposible soy una sobreviviente, mientras tenga fuerza para seguir aferrada nada estará perdido.
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Por Isabel Ricardo
Mantente a mi lado y
al permanecer junto a mí, todo ese tiempo
descubrirás que todos mis poemas
comienzan y terminan en ti.
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Por Mabel Quintana
Me casé con don Antonio
que de “don” solo tenía
en su pobre anatomía
una nariz de quelonio.
En la casa era un demonio
que transformó la pantera
en la más indócil fiera,
cuando al volver de la playa
no pude encontrar mi saya,
mis tacones y cartera.
Por la noche don Antonio
se me quedó en “Antoñico”,
y aunque le crecía el pico
era sólo de plutonio.
Qué farsa mi matrimonio
que por meses soporté.
Hace un mes me desperté,
a mi lado nadie había
y por fantasmal porfía
del susto me levanté.
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Por Agustín Serrano
La casa es una pradera
donde se queman los sueños;
el viejo fogón los leños
de mi niñez incinera.
Quedó atrás la primavera
de inocente fantasía.
El tiempo en su travesía
enciende la adolescencia
y una leve transparencia
susurra en la lejanía.
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Por Ulices Trujillo
Sospecho que te hablé de los rincones
Y de las pausas que hay sobre mi cama,
De las voces que el silencio me reclama
O de los gritos de sexo en los balcones.
Sospecho una caricia a la deriva,
Una guitarra sin dedo ni canción,
Un dios que nunca escucha mi oración,
Alguna lengua que nada en su saliva.
Yo presiento que te hablé de geometrías
Y de falsas promesas que al desnudo
Alguna noche de pasión reclamarías.
Hay tanto verso muriendo en mis pantanos,
Y tanto labio en la piel donde me anudo,
Y hay tanto amor que habita en nuestras manos.
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Por Taimí Blanco
Un amén a los silencios,
a las manos cansadas,
al ángel que parte dejando
su baúl de estrellas en los corazones amados.
Un amén al silencio,
tributo de la noche,
velo mortaja del luto,
tejido de soles sobre las sientes del caído.
Amén, amén y amén
al viaje bajo o sobre el Hades,
infinito y eterno cofre de luz en el contenedor del recuerdo,
cada parada tuya ha sido siembra,
un reencarnar desde el cansancio y la tristeza.
Siempre tú, dueña del amanecer
y el tejido de los días entre tus agujas brazos.
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Hombre de lunes infinitos,
caminante del ser,
atleta de los sentimientos.
Cabalga puntas de pétalos contra tempestades
también llora... mira la luna,
teme a su lobo aún no domesticado ante los perdones e injusticias.
Hombre de alas de cera,
hacedor de la luz,
hermoso ángel de silencios.
Un hombre se santifica,
sueña con las puntas de las alas...
cada roce en el vertiginoso vuelvo descubre mundos,
desata la libertad entre los nudos del aire,
pluma a pluma entreteje en espirales la luz.
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Por Lucio Pérez
...mí país es una piel clavada en el madero.
fuera de los horizontes
tiendo una hamaca.
John Berger
Una casa duerme sin anhelos
las arañas hacen su labor
bajo la orfandad de las paredes.
Un anciano cuenta las monedas
ha olvidado las flores amarillas en el mantel,
el olor a maíz dulce.
Se comentan las noticias del pan,
mientras una legión de hormigas se disputan las migajas.
El anciano pausa su memoria
el mar ha devastado su cosecha.
Lentamente las figuras se disipan,
las arañas dejan su labor
y las hormigas ciñen los recuerdos
arrastrándolos hacía las profundidades
donde una casa duerme sin sueños.
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