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Por Neiby Cisnero
              Lo que vive y se convierte
              en pasado que se olvida,
              es la parte de la vida
              que, siendo vida, ya es muerte.
El Indio Naborí
En el ocaso del día
 se produjo el despertar:
 el sueño en que levitar
 estremece el alma mía.
 Una oleada de alegría
 promovió mi helada inerte:
 una sensación tan fuerte
 estremeció mi razón,
 y en vendaval de ilusión
lo que vive se convierte.
 
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Por Lucio Pérez
...Tu pasado tiene un brillo que no para de crecer.
                Carilda O. Labra
 
 Las frases se quiebran en el aire
 y la alabanza es un gastado gesto
 que pierde claridad en la intemperie.
 Un canto celestial se escucha
 convertido en anestesia a los oídos,
 me juego mis girasoles a los dados
 pero la noche los descubre devorando la luz de sus espigas.
 No quiero entregar las bridas
 mientras en mí habiten los deseos.
 La noche es inclemente
 pero decido dar vida a los vivos,
 los muertos
 recibieron el latido justo
 cuando se secaron sus orillas.
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Por Katia Chávez
El silencio habló.
Mientras una esperanza con sus brazos rodeaba,
Los dedos intentaron desgarrar.
Sentenció la ausencia de mis noches.
Hizo un guiño de invitación
Por todas las oscuridades
Dormidas.
Queriendo encontrar lo infinito del desorden,
Miraba intenso a las pupilas como quien penetra a mis desvelos.
Y dijo...
que algún día el sueño me sorprendería.
Que las noches son eternas pero no estarán por siempre.
Dejé caer los párpados hasta parecer vencida.
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Por Olga L. Martínez
Te amo. En esta
soledad
de grillos y silencio.
En este
ronquido lejano
de mamá
y el ruido
de cada tecla al marcar.
Te amo
en este cansancio donde
dejo caer mi sueño
en una almohada
que pesa en mi cabeza.
En esta soledad
sin rostro
aún
me falta tu luz. 
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Por Pedro Péglez
Madre     tú me enseñaste
 a masticar las pieles
 a ayudar al bisonte en su presagio
 tú me enseñaste a triturar qué hierba
 a domeñar el borde a la fatiga
 incluso a destrozar aquellas sombras
 con los dientes cerrados y perfectos.
 
 Ah mi madre     por qué      por qué
                          no me enseñaste
 también a no mascar mi propia piel
                          sus empinadas grietas
 como si el buen guerrero
                          fuera una manzana
 como si el turbio diente
                          pudiera liberarme.
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Por Irelia Pérez
Viene desde todos los adioses  
Anduvo por el filo de todas las memorias
buscando otra deidad
honduras de algún pozo donde limpiar la fe.
Solía ser entonces apenas una cruz
navegando sin anclas al fondo del espejo.
El porvenir era una luna de cristal. Y era la noche
tan silente y absurda como un retorno al amnios     
o un diálogo de peces.
Nunca supo cómo fue quedando adentro de esa sombra 
a ratos invisible.
(Un día se descubrió cortándola en rodajas         
para servirla junto al pan y los recuerdos).      
Amanecía con el corazón en las ventanas 
recogiendo una a una cada vela del mundo.
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Alguien derribó el portal
 y se fue como quien huye.
 El tiempo todo lo engulle:
 el canto, la fe, la sal…
 Donde tierra, lodazal,
 donde alegría, punzada,
 donde yo tuve una almohada
 existe una mancha gruesa
 y donde estuvo la mesa
 hay una ausencia sentada. 
De Glosas y azares
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Pablo Milanés cantor
 de profunda poesía,
 te volvió tu geografía
 un ilustre trovador
 hoy le cantas al amor
 lo que el corazón te manda
 y tú público se agranda
 sobre tu verso sonoro
 para regalarle a coro
 una canción a Yolanda.
 
 Tu guitarra es una orquesta
 repleta de inspiración,
 quisiste volver canción,
 al amor y a la protesta
 creciste en un suma y resta,
 desempolvando ilusiones
 y con tantos galardones
 hoy tus letras siguen vivas
 cómo vibras positivas
 para las generaciones.
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Rimbaud
bajo la ráfaga que hace girar
 el éter de la noche, un adolescente
 quiebra las hojas secas del manzano. confirma así
 su paso tras la película, aquella fantasía
 creída fugazmente. siento el equívoco
 «a las cuatro de la mañana, en el estío»
 cuando un rostro embelesa (su rostro)
 y temo que ha llegado superponiendo las cosas.
 descreyendo
 la otra mitad que con suspicaces palabras
 prohibieron. tú, encendías una lámpara
 para que nada fuera tan extraño. al final,
 ya no estabas donde antes. quizás,
 eras una imagen segmentada que nunca existió.
 un abrevadero sin límites. una estatua de sal
 al borde de un paraje, ya gris y de provincia.
 ah, apenas eso...
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Por Neiby Cisnero
Tu verbo enciende mi llama.
 ¿Qué culpa voy a sentir?
 ¿Acaso no he de vivir
 lo que mi cuerpo reclama?
 
 Reclama que mi fragancia
 se destile de pasión.
 Sabes que mi corazón
 se acelera en la distancia.
 
 Distancia que se dilata,
 me desepera, ilusiona.
 (El corazón no razona
 cuando de amores se trata.)
 
 Trato de amasar el verso
 para vivir lo soñado.
 ¿Es que no te has percatado
 de que tú eres mi universo?
 
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