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Por Mayda Miranda
El silencio es un caracol
que habita en los valles del alma,
mientras el alto ruido del mundo
palpita desde afuera.
Su brújula rebosa
la hipérbole del caos,
su fluido…
Aquí se desbordan los días
y la luz se bebe el océano.
Vislumbro paisajes
que contemplábamos juntos
cuando el polvo del camino
era polvo de estrellas.
La distancia se aproxima:
soy el arcoíris que se antepone a la lluvia.
Solo las manos correctas pueden modelar sus sueños.
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Por Hansrruel Aldana
Soy un hueco en el aire de esta casa,
donde escucho mis pasos obsoletos
hablarles de tu olor a los objetos,
buscarte en el silencio cuando pasa.
La sombra de tu sombra soy. Escasa
brevedad de la luz sobre tu ausencia.
La casa es una simple intermitencia
del eco de tus pasos que no existen.
La casa y tú me ignoran, no resisten
tu imagen dibujada en mi conciencia.
Tu risa es un olor que se pasea
por cada habitación de mi recuerdo.
La casa me acorrala y yo la muerdo.
¡Qué hiriente desamparo me rodea!
Tu voz como un fantasma merodea
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Por Jorge Sosa
                     lo que vive y se convierte.
                     en pasado que se olvida.
                      es la parte de la vida
                      que siendo vida ya es muerte. 
El Indio Naborí
La vida es una aventura,
 placer, dicha, sufrimiento,
 el llanto del nacimiento
 converge en la sepultura.
 El que siembra paz augura
 la cosecha de la suerte
 y solo clava la muerte
 pecadora en una cruz,
 como la clavó Jesús,
lo que vive y se convierte.
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 Cómo me
 dueles,
 Isla.
 ¡Dolor
 tan rosa!
 Tú cáscara
 se empolva
 aquí,
 al centro
 de las niñas.
 Con ópalos
 untuosos
 te amasan,
 te estrujan,
 te asfixian
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Por José Martí
Cuando nací, sin sol, mi madre dijo:
 —Flor de mi seno, Homagno generoso
 De mí y de la Creación suma y reflejo,
 Pez que en ave y corcel y hombre se torna,
 Mira estas dos, que con dolor te brindo,
 Insignias de la vida: ve y escoge.
 Este, es un yugo: quien lo acepta, goza.
 Hace de manso buey, y como presta
 Servicio a los señores, duerme en paja
 Caliente, y tiene rica y ancha avena.
 Esta, oh misterio que de mí naciste
 Cual la cumbre nació de la montaña,
 Esta, que alumbra y mata, es una estrella.
 Como que riega luz, los pecadores
 Huyen de quien la lleva, y en la vida,
 Cual un monstruo de crímenes cargado,
 Todo el que lleva luz, se queda solo.
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Montaña en flor
Tus senos, tus tibios senos
son dos montañas inhiestas
donde yo arribo a las crestas
sorteando abismos ajenos.
Con tus pezones morenos
fundo mi apacible altar
que me consiente rezar
como un cándido beato;
después me despeño un rato
y luego vuelvo a trepar.
Marinero
Yo quiero entrar por tu espalda
bogando desde tus besos;
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Por Neiby Cisnero
 
 
A mi hija
Te deslizas
en una burbuja hacia la otra orilla:
alzas el vuelo.
 ¿Qué será de los sueños
 que transforman la psiquis
 y de los candelabros que esperan?
¿Qué metamorfosis anidará en mí,
 mientras observo el rumbo que te acecha?
 ¿Qué será de las batas blancas
 y de ese desayuno que te aguarda en la mesa? 
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No hay reloj.
 Hablan del aceite en la otra vuelta
 pero yo no estoy aquí.
 La última vez me vieron tirando mis cabellos,
 partiendo bastones.
 Me vieron, con el taladro,
 agasajar a los últimos traidores,
 traficantes,
 enfermos mentales.
 Y desaparecieron todos.
 Soy un montón de sesos chillando.
 Soy tu cabeza en la pared
 mordiéndose...
 ¡AHGGG!
 ¿Para qué me venden?
 Para que aúlle así, para que aúlle.
 Porque les suda la vida ante el aullido
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Por Irelia Pérez
          “¡Tanto amor y no poder nada
          contra la muerte!”
             
                      César Vallejo
Para Nelito, in memoriam
 Bajo una torre orgullosa
 de su admirable esbeltez
 cobijó nuestra niñez
 cada espina y cada rosa.
 Tibio olor a pomarrosa
 danzaba por aquel llano.
 Le esculpimos al lejano
 horizonte su perfil
 de senos malva y añil.
 ¿Ya no te acuerdas, hermano?
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Por Pedro Silva
El frío terminó sus acordes de nieve
 me acerco a un árbol mugriento que gime
 Veo lágrimas
 recuerdos que no lograron su travesía
 Una ardilla recorre el trébol
 le digo que no está solo
 es una misma agonía
 y puede caminar
 pero sigue triste con sus ramas deshojadas
 Mis amigos decidieron irse
 no cabía mi corazón en sus maletas
 y no importa lo que hagas
 siempre se irán
 Son lápidas y cementerios vacíos
 ¿Qué queda después del dolor?
 ¿Quien llora cuando no estamos vivos?
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