Por Jorge Sosa


                     lo que vive y se convierte.
                     en pasado que se olvida.
                     es la parte de la vida
                     que siendo vida ya es muerte. 

                               El Indio Naborí


La vida es una aventura,
placer, dicha, sufrimiento,
el llanto del nacimiento
converge en la sepultura.
El que siembra paz augura
la cosecha de la suerte
y solo clava la muerte
pecadora en una cruz,
como la clavó Jesús,
lo que vive y se convierte.

Por Olga L. Martínez


Te amo. En esta
soledad
de grillos y silencio.
En este
ronquido lejano
de mamá
y el ruido
de cada tecla al marcar.
Te amo
en este cansancio donde
dejo caer mi sueño
en una almohada
que pesa en mi cabeza.
En esta soledad
sin rostro
aún
me falta tu luz. 

 

 

Por Lucio Pérez


...Tu pasado tiene un brillo que no para de crecer.


                Carilda O. Labra

Las frases se quiebran en el aire
y la alabanza es un gastado gesto
que pierde claridad en la intemperie.
Un canto celestial se escucha
convertido en anestesia a los oídos,
me juego mis girasoles a los dados
pero la noche los descubre devorando la luz de sus espigas.
No quiero entregar las bridas
mientras en mí habiten los deseos.
La noche es inclemente
pero decido dar vida a los vivos,
los muertos
recibieron el latido justo
cuando se secaron sus orillas.

Por José A. Fulgueiras


Montaña en flor

Tus senos, tus tibios senos
son dos montañas inhiestas
donde yo arribo a las crestas
sorteando abismos ajenos.
Con tus pezones morenos
fundo mi apacible altar
que me consiente rezar
como un cándido beato;
después me despeño un rato
y luego vuelvo a trepar.

 

Marinero

Yo quiero entrar por tu espalda
bogando desde tus besos;

Por Antonio Borrego (Tony)

 

Alguien derribó el portal
y se fue como quien huye.
El tiempo todo lo engulle:
el canto, la fe, la sal…
Donde tierra, lodazal,
donde alegría, punzada,
donde yo tuve una almohada
existe una mancha gruesa
y donde estuvo la mesa
hay una ausencia sentada

De Glosas y azares

 

 

Por Pedro Péglez 


Madre     tú me enseñaste
a masticar las pieles
a ayudar al bisonte en su presagio
tú me enseñaste a triturar qué hierba
a domeñar el borde a la fatiga
incluso a destrozar aquellas sombras
con los dientes cerrados y perfectos.

Ah mi madre     por qué      por qué
                         no me enseñaste
también a no mascar mi propia piel
                         sus empinadas grietas
como si el buen guerrero
                         fuera una manzana
como si el turbio diente
                         pudiera liberarme.

 

 

Por Irelia Pérez


          “¡Tanto amor y no poder nada

          contra la muerte!”
             
                      César Vallejo

              Para Nelito, in memoriam


Bajo una torre orgullosa
de su admirable esbeltez
cobijó nuestra niñez
cada espina y cada rosa.
Tibio olor a pomarrosa
danzaba por aquel llano.
Le esculpimos al lejano
horizonte su perfil
de senos malva y añil.
¿Ya no te acuerdas, hermano?

Por Neiby Cisnero

 

Tu verbo enciende mi llama.
¿Qué culpa voy a sentir?
¿Acaso no he de vivir
lo que mi cuerpo reclama?

Reclama que mi fragancia
se destile de pasión.
Sabes que mi corazón
se acelera en la distancia.

Distancia que se dilata,
me desepera, ilusiona.
(El corazón no razona
cuando de amores se trata.)

Trato de amasar el verso
para vivir lo soñado.
¿Es que no te has percatado
de que tú eres mi universo?

 

Por Richard Gutiérrez

 

Pablo Milanés cantor
de profunda poesía,
te volvió tu geografía
un ilustre trovador
hoy le cantas al amor
lo que el corazón te manda
y tú público se agranda
sobre tu verso sonoro
para regalarle a coro
una canción a Yolanda.

Tu guitarra es una orquesta
repleta de inspiración,
quisiste volver canción,
al amor y a la protesta
creciste en un suma y resta,
desempolvando ilusiones
y con tantos galardones
hoy tus letras siguen vivas
cómo vibras positivas
para las generaciones.

 

 

Por Neiby Cisnero


              Lo que vive y se convierte
              en pasado que se olvida,
              es la parte de la vida
              que, siendo vida, ya es muerte.

                         El Indio Naborí


En el ocaso del día
se produjo el despertar:
el sueño en que levitar
estremece el alma mía.
Una oleada de alegría
promovió mi helada inerte:
una sensación tan fuerte
estremeció mi razón,
y en vendaval de ilusión
lo que vive se convierte.